domingo, 21 de octubre de 2012

Tempus fugit





Llevaba tiempo sin sentir la necesidad de escribir, de rozar suavemente con mis dedos cada una de las teclas del ordenador, o de rozar el papel con la pluma. 
Es otra vez aquella sensación añeja, aquella sensación de domingos pasados, en los que toda mi intención era ver como se cernía la noche sobre Zaragoza, ver como las horas van cayendo, y amanece una nueva semana, con sus nuevas preocupaciones... exámenes, amigos, pero también, ¿he engordado hoy?, ¿cuánto?, desear que amanezca el lunes, para subir a la báscula y ver otro número distinto al de hoy, y más bajo si pudiera ser.
Y es la sensación de no poder hacer nada por evitar que pase el tiempo por tu vida y que nada cambie, y que todo sea ... igual, que tú tampoco puedas cambiar, que nada se parezca a ayer, pero que todo sea igual, y que te veas en unos meses cómo te viste hace unos años...solo que esta vez, tú tienes el cambio en tus manos, pide ayuda, descuelga el teléfono, ayúdate a ti misma. Deja de pensar en bajar, y empieza a a luchar.

Tu vida depende de ti.











Igual que de un reloj cae la arena, va cayendo tu vida


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